Penélope y sus mares

Ven conmigo a grecia

Día

Zeus, dios supremo y ángel de la guarda de Penélope, le recomendó alquilar la casa de Nectaría cuando llegase a la isla. Nectaría tiene un restaurante que se llama Todo fluye, frase talismán donde las haya. Pero esta vez no fluyó…para bien de Penélope.

Y los brazos de la Divina Providencia acogieron a Pi y la pusieron a vivir en medio de un campo de árboles pistacheros, con una puesta de sol desde su balcón que quita el hipo.

Egina es…algo así como Puebla Nueva del Rey Sancho…pero rodeada de un mar de pistachos en círculo concéntrico con el mar Egeo.

Los eginetas se llaman Nectario o Nectaría, son zurdos y sus mascotas preferidas son los gatos negros. Te regalan flores (silvestres, eso sí). Y aunque de corazón amable, te miran con cierta desconfianza cuando les dejas pasar en la cola de la frutería.

Y como Puebla Nueva, en Crónicas de un pueblo, la serie de RTVE de los años 70, Egina tiene su maestro de griego moderno, su cura (pope en este caso), su policía bigotudo, su concejal de cultura que estudió la carrera en Santiago de Compostela, su caballeroso pescadero, su taxista, su simpatiquísima camarera, su pastor de cabras y su médico.

Toda esta variopinta galería de personajes costumbristas, saluda muy sonriente a Pi cada mañana, para hacer de su día una deliciosa sucesión de momentos fascinantes.

¿Realismo mágico? ¿Cotidianeidad isleña?

Me temo que esta vida, sencilla y sosegada, manejada probablemente por la magia de Calipso, va a retrasar a nuestra Penélope en su ya de por sí largo viaje de vuelta a Ítaca.

2 comentarios en «Penélope y sus mares»

  1. Ισμήνη, un privilegio que la primera visita a mi Ogigia haya sido precisamente la tuya y la de tu Έρμης. Habéis llenado mi tarde de luz y de risas. Qué bonitos regalos me haces, el libro de Ítaca, tu compañía, tus palabras…
    Gracias.

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  2. Todo lo que Penélope nos cuenta es tan verdad como azul es el Egeo, y la paz se encuentra por los caminos de Egina. Es la compañía suya lo que también enriquece esta vida especial que he tenido la fortuna de conocer de su mano.
    El largo viaje a Itaca…tan largo, tan hermoso.

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