Mi llegada a Egina: un nuevo comienzo en la isla de los pistachos
El 30 de marzo de 2023 llegué a la isla griega de Egina, el mismo día que mi hijo menor cumplía 18 años. Este viaje no solo marcó un cambio de vida, sino también el inicio de una nueva aventura en una isla llena de historia y encanto.
¿Por qué elegí Egina?
Decidí establecerme en Egina porque reunía todo lo que buscaba:
✅ Es una isla griega única.
✅ Está cerca de Atenas, lo que facilita la conexión con la capital.
✅ Tiene vida todo el año, a diferencia de otras islas más turísticas.
✅ Su belleza natural, su historia y su famoso pistacho de Egina la hacen especial.
Alquilé un apartamento junto al mar, con vistas al Peloponeso, en una ubicación perfecta: cerca de la playa de Marathonas y a medio camino entre el puerto de Egina y Pérdika, un encantador pueblo de pescadores..
Un viaje especial:
Para llegar hasta aquí, emprendí un viaje inolvidable:
🚗 Conduje desde Madrid hasta Barcelona.
⛴️ Crucé el Mediterráneo en barco hasta Civitavecchia (Italia).
🏔️ Atravesé los Apeninos en coche hasta Ancona.
⛴️ Tomé otro barco hasta Patras, en Grecia.
🚗 Recorrí el sur del Peloponeso hasta llegar a El Pireo, el puerto de Atenas.
⛴️ Finalmente, cogí el último ferry a Egina.
Cada etapa del viaje fue una experiencia enriquecedora, llena de aprendizajes, como bien decía Cavafis en su poema Ítaca.
Una nueva vida en Egina
Cuando llegué, compré una bicicleta eléctrica 🚲 y me dediqué a:
🌿 Explorar la isla y sus paisajes.
💡 Aprender sobre su cultura, gastronomía y tradiciones.
🤝 Asesorar y ayudar a quienes quieren conocer mejor Egina.
📢 Emprender y compartir mi experiencia con otros empresarios e inversores.
Y aquí estoy, feliz en mi isla, disfrutando cada día de este rincón especial de Grecia 🏝️🇬🇷.
Zeus, dios supremo y ángel de la guarda de Penélope, le recomendó alquilar la casa de Nectaría cuando llegase a la isla. Nectaría tiene un restaurante que se llama Todo fluye, frase talismán donde las haya. Pero esta vez no fluyó…para bien de Penélope.
Sofía está aprendiendo a nadar para nadar con Penélope en su primera isla, en su primera parada.
En la niñez y adolescencia, Penélope salía a la calle en pijama o con un zapato de cada color. Se caía todo el tiempo y se rompía brazos, piernas y rodillas. Por eso tuvo que cambiar, para sobrevivir, e hizo de su mente una cuadrícula.
